Antecedentes
				
						
				
				Durante  la Edad Media, cuando los caballeros participaban de los llamados “juegos” o competencias, se encontraban cubiertos 
        del rostro con su yelmo, y para poder ser identificados, en 
        el escudo que utilizaban para protegerse, pintaban símbolos 
        que permitieran saber quién era. Al paso del tiempo 
        esta costumbre alcanzó tanto arraigo que fue necesario 
        especializar a individuos para hacer lectura de los símbolos 
        inmersos en los escudos, y analizar la nobleza ancestral del 
        caballero competidor. A estos individuos se les llamó 
        “heraldos”, porque su actividad consistía 
        en analizar el escudo heráldico de la familia a la 
        cual pertenecía tal o cual caballero. Los heraldos, 
        por lo general, eran caballeros de nobleza acreditada.
				
				
				La Heráldica, hoy día, es una ciencia auxiliar 
        de la historia, compleja pero interesante, como la numismática, 
        al arqueología y la antropología, que se encarga 
        de estudiar los escudos de armas, los blasones de cada linaje, 
        persona o ciudad.
				Una manifestación de esta ciencia es lo que los conocedores 
        han llamado Heráldica Oficial, la cual se usa para 
        resumir orígenes, espacios, tiempos y cultura de los 
        pueblos.
				La Heráldica Oficial se usa para proyectar los valores 
        históricos, políticos, sociales y geográficos 
        de una nación o pueblo determinado, utilizando figuras 
        y colores simbólicos.
				Para la elaboración de la Heráldica Oficial, 
        según los especialistas, no hay normatividad específica, 
        lo que ha sido motivo de discrepancias entre ellos mismos.
				La circunstancia que ha dado origen a la gran mayoría 
        de los escudos que representan a los municipios jaliscienses 
        ha sido precisamente con la participación de la ciudadanía, 
        por lo que si bien es cierto que muchos escudos y blasones 
        no se ajustan, en estricto, a la ciencia heráldica, 
        esto no debe entenderse como desdén a las reglas de 
        esta disciplina sino como un intento y un auténtico 
        interés de los gobiernos municipales por sintetizar 
        en una figura heráldica la historia, cualidades, cultura 
        y tradiciones que son propios y distinguen a cada uno de nuestros 
        pueblos.
				En nuestro caso, el escudo de armas que se pretende represente 
        a nuestro municipio, es una creación original del Dr. 
        Juan José González Moreno, ilustre hijo de nuestra 
        ciudad y gran amante de su tierra, sus costumbres y tradiciones, 
        mismo que fue inspirado por su necesidad humana de rescatar 
        el pasado histórico y representar aquellas cualidades 
        que han sido y son consubstanciales al modo de vida y de ser 
        de su pueblo; y este contenido es precisamente el que avala 
        y da actualidad a esta representación heráldica 
        del municipio.
				Con el valioso apoyo del licenciado en informática 
        Adrián Castillo Sánchez, se ha logrado dotar 
        de especificaciones de diseño a este escudo de armas, 
        conformando las formas y colores que se han determinado, tanto 
        en base al diseño original como de las observaciones 
        propias del H. Cuerpo de Regidores del H. Gobierno Municipal. 
        2001-2003 
				Elementos de que está compuesto (Generalidades)
				El escudo de armas para el municipio es un escudo cuartelado 
        en cruz, en forma de escudo español, con la única 
        característica de que éste no termina en punta, 
        como es usual, sino en forma curva. Dentro del campo acuartelado 
        se distinguen elementos de identidad local, a saber: en el 
        cuartel diestro superior de aprecia una cruz, en gules (rojo) 
        con fondo oro (dorado); en el cuartel siniestro superior se 
        aprecia el perfil del Nevado “Colima” con la pastora, 
        según el ángulo que se observa desde nuestro 
        valle, con fondo en gules (rojo); en el cuartel diestro inferior 
        aparece una representación iconográfica del 
        agua en color azur (azul) con fondo en blanco; y, en el cuartel 
        siniestro inferior el glifo del “zapote”, con 
        sus característicos colores, según representación 
        del códice mendocino, con fondo en plata.
				Todo el campo se encuentra acordonado por una franja en color 
        gris, que representa el metal que se queda al descubierto 
        y que señala la resistencia del escudo.
				Por adornos exteriores, cuenta con un timbre que representa 
        un típico sombrero de sonajero (adornado con listones, 
        cuentas y canutillos en diversos colores, y entrelazados artísticamente), 
        de donde parten, descendentes, lambrequines por los flancos, 
        hasta pasada la mitad del emblema, en forma de hojas de acanto 
        en color verde.
				En la parte inferior un listón en dorado, donde aparece 
        la leyenda “Zapotlán el Grande, Jalisco”.
				Significado de los Elementos
				Como ya se ha apuntado, este Escudo de Armas adopta una forma 
        característica de los que se dotaron a las ciudades 
        que fueron fundadas por los conquistadores por Orden Real, 
        hacia el siglo XVI.
				Dentro del cuartel diestro superior, se aprecia una cruz, 
        símbolo de que somos, actualmente, una ciudad que surge 
        a partir del establecimiento español; si bien, ya existíamos 
        como comunidades indígenas dispersas, no contábamos 
        con la unidad que lograron establecer los conquistadores (según 
        se cree, hacia 1533). Su color representa la sangre que se 
        derramó durante este episodio histórico en este 
        llamado “choque de dos mundos”, mientras que el 
        fondo dorado es símbolo de la riqueza que se encontraron 
        en este valle los conquistadores, que no necesariamente debe 
        de interpretarse como riqueza material, sino, en nuestro caso, 
        natural y humana.
				En el cuartel siniestro superior, como ya lo hemos señalado, 
        se aprecia el perfil (mirando hacia el paisaje poniente) que, 
        desde nuestro valle, tiene el Nevado volcán “Colima”, 
        cuando su loma se encuentra nevada (valga la redundancia), 
        con su “pastora” (nube brumosa que se posa a las 
        faldas del volcán en diversas épocas del año) 
        al pie. De este perfil nevado (en blanco y, precisamente, 
        representado la nieve) hacia la parte superior el fondo es 
        el gules (rojo), que representa la constante actividad del 
        volcán “Colima” (de fuego), como haciendo 
        paráfrasis de aquel fragmento de Arreola: “Aquí, 
        alzó José Clemente Orozco, su mano llena de 
        pinceles rojos...” Del perfil del nevado hacia el inferior 
        el color es en verde, señalando la fertilidad de nuestro 
        suelo, rico en producción maicera, y que rememora la 
        otrora palabra característica de nuestro valle “Tlayolan” 
        (lugar de mucho maíz).
				En el cuartel diestro inferior, la representación 
        iconográfica o simbólica del agua, cuyas franjas 
        onduladas en color azur (azul), nos hablan de su importante 
        presencia y por la cual nos identificamos. Hoy día 
        conservamos y preservamos la zona lacustre que antaño 
        fue propicia para fundar un asentamiento, la llamada “Laguna 
        de Zapotlán” (emplazada hacia la parte norte 
        de nuestra traza urbana). El fondo en blanco nos señala 
        la tranquilidad de sus aguas y lo propicia que es para la 
        vida de su rico entorno, compuesto de bella flora y fauna.
				Por último, dentro del cuartel siniestro inferior, 
        se aprecia el “zapote”, según representación 
        del códice mendocino, y estilizado en su diseño 
        original por el Sr. Juan S. Vizcaíno, autor del primer 
        Escudo de Armas oficial que tuvo nuestra ciudad y que, precisamente, 
        se componía de este sólo elemento. Es un árbol 
        con tronco y tres ramas en café; en la punta de cada 
        una de las ramas un par de hojas en verde de cuyo centro se 
        asoman tres cogollos (en naranja) que en su punta tienen una 
        representación de un fruto redondo (en gules –rojo-); 
        el tronco se desplanta a partir de una raíz (también 
        en color café), y en el centro del tronco se aprecian 
        un par de dientes con una fracción de encía, 
        que es la representación de la radical “tlan” 
        (lugar de...). Este “zapote” se encuentra sobre 
        un fondo en plata que, al igual que el oro (dorado) de su 
        contraparte, es símbolo de la riqueza de nuestro municipio.
				Los cuarteles se encuentra acordonados por una franja en 
        color gris, que representa el metal que se queda al descubierto 
        y que señala la resistencia del escudo. En la parte 
        superior del campo, dentro de esta franja, se encuentra la 
        palabra (centrada) Tzapotlan, escrita según la usanza 
        antigua registrada en documentos del siglo XVI y XVII. En 
        la parte inferior del campo, también dentro de la mencionada 
        franja, se encuentra la leyenda “Cuna cultural del occidente 
        de México”, ya que nuestro municipio se ha distinguido 
        como cuna de grandes hombres y mujeres ilustres y, por ende, 
        de un movimiento cultural importante de impacto nacional.
				Todo el campo del escudo se encuentra rematado con un timbre 
        en donde se aprecia la representación de un sombrero 
        “típico” del sonajero de nuestra comunidad, 
        todo adornado de listones, cuentas, canutillos y espejos en 
        múltiples y diversos colores, que manifiestan el folclor 
        y alegría de la fiesta, en la cual hacen acto de presencia, 
        principalmente en las festividades religiosas en honor a Sr. 
        San José (patrono de nuestra comunidad desde 1749), 
        llevadas a cabo del 13 al 22 de octubre de cada año. 
        Como antecedente del peculiar diseño que presenta, 
        diremos que es, algo así, como la forma churrigueresca 
        (si es que cabe tal concepto), por lo complicado de su diseño 
        en el decorado, del antiguo sombrero de “pastor” 
        (que aún hoy día se aparecen en diciembre, durante 
        la víspera de la Navidad), mismo que presenta, aunque 
        con más sencillez, las mismas características 
        del sombrero de sonajero. Aseguramos que de allí deriva 
        la inspiración de su diseño, ya que el original 
        sonajero de nuestra región es del vecino poblado de 
        Tuxpan, Jalisco (llegado a Zapotlán hacia 1894, aproximadamente), 
        y los “pastores” tienen una presencia bicentenaria 
        en nuestra ciudad.
				Los lambrequines que salen, descendientes del timbre, son 
        un caprichoso conjunto de hojas de acanto en color verde que 
        llegan hasta más de la mitad del emblema. Las mismas 
        representan el símbolo de nuestra transparencia e inocencia, 
        a la vez que de nuestra gloria, de la no vergüenza de 
        mostrar quienes somos y en qué creemos, siempre con 
        nuestro orgullo bien cimentado, conceptos basados de la iconografía 
        religiosa del siglo XIV (por ello los capiteles corintios 
        son tan explotados en las iglesias).
				En la parte inferior del conjunto heráldico se encuentra, 
        caprichosa y simétricamente acomodado, un listón 
        en color amarillo, y este color junto con el verde de los 
        lambrequines representan las tonalidades que desde antaño 
        han caracterizado a nuestra población por dos circunstancias: 
        la primera de ellas corresponde a un símbolo natural, 
        el grano de maíz en amarillo y las hojas que los cubren 
        en verde, recordando que fuimos una villa maicera importante 
        en el occidente mexicano; la otra interpretación es 
        de connotación religiosa, correspondiente a los colores 
        oficiales de la iconografía de Sr. San José, 
        protector de nuestro pueblo. Dentro de este listón 
        la leyenda “Zapotlán el Grande, Jalisco”, 
        nombre oficial de nuestro municipio desde el pasado 9 de enero 
        de 1997, según publicación de El Diario Oficial 
        del Estado de Jalisco.
				Nuestro Anterior Escudo de Armas
				
						
						
				
				Nuestro 
        Escudo de Armas, a diferencia de otros pueblos cuando fueron 
        elevados a la categoría de "ciudad", no le 
        fue ordenado como tal, según lo estipulaban las órdenes 
        reales influenciadas bajo el dominio de la corona española, 
        ya que dicha categoría la adquirimos después 
        de la Independencia de México (28 de enero de 1824), 
        de tal suerte que ya no alcanzamos la gracia de que se nos 
        ordenara un Escudo de Armas.
				
				
				Como antecedentes en la utilización del ideograma 
        del códice mendocino que actualmente funciona como 
        el Escudo de Armas para Zapotlán el Grande, diremos 
        que, fue hacia el año de 1953, cuando se edita la obra 
        bibliográfica "Zapotlán" de Guillermo 
        Jiménez, costeada en su totalidad por los señores 
        mayordomos del mencionado año, cuyos fondos, adquiridos 
        de la venta de los mismos, se aportarían íntegramente 
        a la construcción de las torres de la Parroquia Principal 
        (hoy Catedral); el libro estaba enarbolado en su portada por 
        el "zapote" del códice mendocino, aunque 
        en una forma muy tosca, mismo que apareció en las décimas 
        del mencionado año. Posteriormente, los mayordomos 
        de 1953, vuelven a encabezar la fiesta religiosa local para 
        el año de 1957, año en que es coronada pontificalmente 
        la imagen de Sr. San José. Las décimas de ese 
        año nuevamente ostentan en el esquema de la portada 
        el glifo del "zapote", para identificar la coronación 
        del santo patrono de Zapotlán el Grande con elementos 
        simbólicos, sin necesidad de textos.
				Ya desde un año anterior había sido fundado 
        el Museo de las Culturas de Occidente, en cuya papelería 
        membreteada se apreciaba el ideograma del "zapote", 
        a iniciativa de D. Esteban Cibrián Guzmán.
				Es para el 15 de junio del año de 1971, en que el 
        Sr. Juan S. Vizcaíno, realiza una pintura al óleo 
        del ideograma del "zapote", basándose en 
        la figura del códice mendocino, pero estilizada, según 
        la visión del propio artista, que durante esos años 
        se perfilaba como uno de los pintores más connotados 
        del Estado de Jalisco, según la catalogación 
        correspondiente a la época. Ésta es una figura 
        de un árbol que tiene tres ramas de donde emanan, en 
        la punta de cada una de éstas, algo redondo semejando 
        una fruta. En la parte media del tronco se encuentran un par 
        de dientes con una fracción de encía en color 
        rojo. La obra pictórica fue obsequiada al H. Ayuntamiento 
        de (entonces) Ciudad Guzmán, siendo presidente municipal 
        el Lic. Genaro Álvarez López (1971-1973), quien 
        ordenó instalarla en el salón de sesiones de 
        Cabildo con motivo de su primer informe de gobierno. Posteriormente, 
        durante la administración del C. Miguel Morales Torres 
        (1983-1985), D. Juan Vizcaíno, ya como Cronista de 
        la Ciudad (desde 1977), hace las gestiones necesarias para 
        que el ideograma del "zapote", producto de su talento 
        artístico, se convierta oficialmente en el Escudo de 
        Armas de Ciudad Guzmán. La idea es aceptada pero no 
        es plasmada dentro de actas de cabildo, único documento 
        legal que puede respaldar tal oficialidad. No es sino hasta 
        el 6 de abril de 1989, siendo presidente municipal el Lic. 
        León Elizondo Díaz (1989-1992), en que se asienta 
        en acta de cabildo la oficialización del "zapote" 
        como Escudo de Armas para Zapotlán el Grande.
				Actualmente, el ideograma se localiza en postes, bancas y 
        pisos del Centro Histórico de la ciudad; además, 
        de utilizarse en todas las publicaciones, membretes y tarjetas 
        de presentación de nuestro H. Gobierno Municipal.
				Investigación y textos por el ARQ. FERNANDO 
        G. CASTOLO, Cronista de la Ciudad.